Una piel bonita está al alcance de todos y podemos lograr una piel tersa, firme, sana, brillante y limpia con recursos que están a tu alcance.
Con el paso del tiempo, vuestro rostro va acumulando suciedad e impurezas producidas por la contaminación atmosférica y la propia grasa que generamos, obstruyendo los poros e impidiendo que la piel respire como es debido. Hacer por lo menos una vez al mes una limpieza facial profunda y apoyarte con tratamientos que renueven y revitalicen tu piel, es esencial.
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¿QUÉ TIPO DE PIEL TENGO?
No todas las pieles son iguales y por ello existen diferentes tipos de productos para su cuidado. Es fundamental distinguir entre tipos de piel y sus posibles patologías para elegir los cosméticos más adecuados, que dependerá siempre de las necesidades concretas de nuestra piel y de nuestros gustos personales.
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LIMPIEZA DEL ROSTRO
Limpiar la piel del rostro es indispensable para que el resto de cuidados que tengas valgan la pena. Es muy importante limpiarse el rostro dos veces al día.
Por la mañana:
Durante la noche, la piel produce más cantidad de lípidos que por el día y es importante limpiar el rostro, para retirar ese exceso de lípidos (sobre todo las pieles grasas). Además, también es preciso eliminar los restos de los cosméticos nocturnos y de células muertas que hayan podido desprenderse durante el proceso de renovación de la piel que tiene lugar mientras dormimos. Tras la limpieza facial, la piel estará más luminosa y preparada para recibir los principios activos de los tratamientos faciales que apliquemos a continuación.
Además, conviene repetirla después de hacer deporte y sudar o haber estado en un espacio muy contaminado
Por la noche:
Aunque no nos maquillemos es imprescindible limpiar el rostro para eliminar los restos de contaminación, de sudor, de células muertas y de los productos cosméticos que hemos utilizado durante el día (protector solar, tratamientos hidratantes, nutritivos…)
La piel se recupera de las agresiones del día durante la noche. Mientras dormimos, la respiración se estabiliza, se regulariza la presión sanguínea y se ponen en marcha los mecanismos de reparación celular naturales de la piel, existiendo una eliminación de toxinas. Favoreceremos esta función si la piel está limpia.
Los productos adecuados para limpiar el rostro son el agua micelar, gel, espuma, leche o aceite limpiador y jabón dermatológico
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HIDRATACIÓN FACIAL
LA hidratación es fundamental para conservar el nivel óptimo de agua que necesita nuestra piel y además ayuda a que mantenga su elasticidad y su función barrera. Una buena hidratación permite retrasar la aparición de las primeras arrugas, preservar la juventud de la piel manteniéndola flexible y radiante.
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PROTECCIÓN SOLAR CARA
Tanto en invierno como en verano, aplicar a diario un producto solar con protección eficaz frente a todas las radiaciones solares (UVA/UVB) evita la aparición de manchas y un envejecimiento prematuro. Es muy importante conseguir una protección eficaz contra todo el espectro de la radiación solar.
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CUIDATE POR DENTRO
- Tomar un vaso de agua tibia con unas gotas de zumo de limón en ayunas.
- Tomar un zumo o batido verde a diario.
- Eliminar los alimentos procesados y los azúcares refinados.
- Incrementa el consumo de alimentos crudos.
- Siempre que sea posible, comprar productos orgánicos.
- Mueve el cuerpo, practica deporte o haz actividad física a diario.
- Mantente hidratado todo el día. Lleva siempre una botellita de agua contigo.
6. DEJA DE FUMAR
Lo más importante que puedes hacer para mejorar el estado de tu piel es dejar de fumar. El humo del tabaco seca tu piel, a la vez que constriñe los vasos sanguíneos y, por lo tanto, la cantidad de sangre que llega a la piel, privándola de nutrientes esenciales.