. Evita exponerte al sol entre las horas centrales del día (12 a 16 horas).
. La exposición solar debe de ser progresiva y no muy prolongada.
. Evita el uso de perfumes y cosméticos perfumados.
. Usa un fotoprotector adecuado a tu fototipo de piel y que sea eficaz frente a los rayos UVA Y UVB.
. Protege a los niños con gafas, gorros y fotoprotectores específicamente diseñados para ellos, ya que son más vulnerables a las radiaciones UV. Nunca los expongas directamente al sol antes de los seis meses.
. Renueva la aplicación de tu fotoprotector cada dos horas y después de cada baño.
. Protégete con gafas de sol homologadas y con alto índice anti UV, gorras con visera o sombreros de ala ancha.
. Viste ropa de colores oscuros y con tejido de entramado denso.
. Protégete del sol todos los días del año, incluso en días nublados y de viento, ya que las nubes dejan pasar el 90% de la radiación UV.
. Es importante protegerse adecuadamente en zonas de montaña ya que, aunque la temperatura sea más baja, la altura y la radiación solar será mayor.
. Los protectores solares mantienen intacta su efectividad hasta un máximo de doce meses abiertos, a partir de entonces pueden perder sus propiedades y no proteger la piel de una manera óptima.
. Si tomas habitualmente medicación debes de tener en cuenta que ciertos fármacos son fotosensibles, pudiendo hacer que tu piel reaccione de forma anormal frente a la exposición solar.
. Bebe agua frecuentemente para no deshidratarte.
. Cuida tu alimentación, ya que te ayudará a procesar de forma más favorable el impacto de las radiaciones solares en tu organismo.
Toma alimentos ricos en vitamina C: naranjas, mandarinas, kiwis, guayaba, pimientos…, ya que ayudan al mantenimiento de una mejor elasticidad a partir de las estructuras de colágeno.
Los betacarotenos, aparte de protegernos de los rayos solares, ayudan a prolongar la duración del bronceado. Los encontramos en la zanahoria, calabaza, espinacas, mango, melocotones, albaricoques, papaya, brócoli, nectarinas….
Alimentos con potencial antioxidante, que neutralicen, al menos, parte de los efectos adversos de la formación de los radicales libres. El licopeno del tomate, los fitocomponentes del té verde, el cacao puro, los frutos rojos, las manzanas, las nueces, la rúcula, la canela… son algunos de ellos.
Alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 y el aceite de oliva suministran turgencia a nuestra piel. Entre ellos: sardinas, bonito del norte, anchoas, caballa, frutos secos, aguacate…
. Una protección óptima frente a la radiación solar debe combinar, la aplicación de filtros solares por vía tópica, con la administración de suplementos nutricionales con efectos fotoprotectores.