El cansancio, el estrés, el trabajo, los malos hábitos alimenticios… Generalmente, al acercarse el buen tiempo, nuestro rostro suele estar apagado y nuestra piel no pasa por su mejor momento, sobre todo después de un largo periodo de confinamiento.
Antes de exponernos al sol debemos de tener en cuenta una serie de medidas para hacerlo de forma segura, saludable y evitar riesgos en la salud. Ahora es cuando es básico actuar para que nuestra piel goce de una buena salud, de un tono bonito y uniforme y un tacto sedoso.
¿Qué beneficios nos aporta el sol?
No se puede vivir sin el sol. Lo necesitamos para vivir más y mejor. Es la base de la energía vital y aporta a la salud regula la síntesis de vitamina D en nuestro organismo, fundamental por sus múltiples funciones.
La vitamina D se transforma en colecalciferol o vitamina D3 por acción de la radiación UVB del sol. Regula muchos genes, entre ellos los relacionados con la absorción de fósforo y calcio necesario para el crecimiento normal de huesos y dientes. Previene raquitismo y osteoporosis. Es importante para la transmisión del impulso nervioso y la contracción muscular. Estimula nuestro sistema inmunitario aumentando el número de glóbulos blancos (neutrófilos y linfocitos). Posee propiedades terapéuticas en algunas enfermedades dermatológicas por su efecto antinflamatorio, y además mejora nuestro estado de ánimo.
¿Por qué es nocivo el sol para nuestra piel?
Acabamos de ver los grandes beneficios que el sol nos aporta, sin embargo una exposición inadecuada conlleva múltiples riesgos
La tierra no recibe más que una pequeña parte de la radiación solar porque las diferentes capas de la atmósfera, paran las radiaciones más nocivas para las personas. La capa de ozono, situada a 25 km de altura en la estratosfera, constituye una barrera ecológica indispensable para la Tierra, ya que absorbe de una manera muy eficaz los rayos gamma, los rayos X y los UVC. La energía que llega a la Tierra está constituida por varios tipos de radiación (infrarrojos, luz visible y ultravioletas). Cada uno de ellos es responsable de efectos nocivos como la deshidratación o insolación (rayos infrarrojos), envejecimiento cutáneo prematuro (rayos UVA) o quemaduras solares (rayos UVB). Daño ocular, inhibición del sistema inmunitario, sin embargo como hemos visto anteriormente una exposición moderada a los rayos, lo refuerza. Cáncer de piel y otros trastornos cutáneos.
Protegerse correctamente del sol, evitando las horas centrales del día ( entre el mediodía y las cuatro de la tarde) y las exposiciones prolongadas, permitirá obtener todos los beneficios que nos aporta al organismo y, si no podemos evitarlo, deberemos de utilizar una sombrilla, un sombrero y unas gafas de sol, junto a nuestro fotoprotector.
5 rutinas de cómo preparar la piel para su exposición solar
. EXFOLIACIÓN: No debe de hacerse en exceso, pero sí una o dos veces o si tienes la piel sensible, cada dos. Eliminar células muertas en la cara y en el cuerpo ayudará a que los productos se absorban mejor y la piel tenga un tono más bonito y uniforme.
. HIDRATACIÓN: Además de beber entre uno y dos litros diarios, también es aconsejable hidratar la piel cada día para mantener un nivel óptimo de hidratación ya que en verano la piel puede deshidratarse con más frecuencia por efecto de los rayos solares, la sal del mar y el cloro de las piscinas.
. NUTRICOSMÉTICA: Preparar la piel desde dentro es fundamental para reforzar sus defensas, elasticidad y tono antes de que se exponga directamente al sol.
. PROTECTOR SOLAR: La protección solar debe de utilizarse durante todo el año y sobre todas las zonas expuestas especialmente, el rostro. Elegiremos fórmulas ligeras y cómodas que protejan con un mínimo de 30 FPS y siempre dependiendo de nuestro fototipo de piel.
. CUIDAR LA ALIMENTACIÓN: Aunque hayas mantenido una alimentación sana y equilibrada durante todo el año, es tiempo de hacer unos pequeños cambios en tu alimentación. Para eso debes de aumentar la ingesta de frutas y verduras ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes, que contengan beta carotenos y vitamina C, como las fresas, kiwi y melón o las zanahorias, tomates y brócoli. Los productos integrales, como la pasta, el arroz y el pan aportan la vitamina B necesaria para hidratar tu piel.
Alimentos que protegen nuestra piel de la acción del sol
Cuando comiences a exponerte al sol, es recomendable tomar alimentos que contengan ciertos nutrientes que protejan tu piel y favorezcan un bonito bronceado.
– Betacaroteno: o pro- vitamina A es el nutriente que provoca la pigmentación dorada en la piel a la vez que filtra los rayos solares ultravioleta (UV), protegiéndonos de quemaduras ante la exposición solar. Más en concreto, la vitamina A favorece la producción de melanina y el buen funcionamiento de las células de la piel. Zanahorias, es el principal alimento donde podemos encontrarlo, pimientos, calabaza, verduras y hortalizas de color verde oscuro como brócoli, acelgas, espinacas.
– Licopeno: carotenoide, responsable del color rojo de frutas y verduras. Tiene un gran poder antioxidante y protector de los tejidos a nivel del envejecimiento cutáneo. Su principal fuente son los tomates, la sandía, el aceite vegetal virgen de rosa mosqueta de Chile silvestre.
– Vitamina C: en los cítricos, el kiwi, el pimiento… Nuestro cuerpo necesita vitamina C para producir colágeno, una proteína que ayuda a reparar la piel. Los efectos de la producción de colágeno en la piel se traducen en más firmeza y elasticidad, una mejora de la cicatrización, una piel más hidratada y una atenuación de las arrugas y las manchas.
– Vitamina E: la encontramos en el aceite de oliva VIRGEN EXTRA, en el aceite de germen de trigo, en frutos secos como pipas de girasol, almendras y avellanas. También se encuentra en las legumbres, los cereales, las hortalizas de hoja verde y el aguacate . Es conveniente aumentar los niveles de vitamina E ya que es una vitamina liposoluble que actúa como antioxidante natural a nivel de las membranas en las células y neutraliza los radicales libres, evitando la oxidación de células, proteínas, lípidos y material genético (ADN Y ARN) y protege las células epiteliales durante la exposición solar. Diversos estudios han comprobado que los niveles de antioxidantes en las células cutáneas se reducen tras la exposición a la radiación ultravioleta.
– Vitaminas del grupo B: las mejores fuentes son los vegetales de hoja verde, los huevos, las legumbres, los cereales integrales y los frutos secos. Importantes para que la piel se regenere correctamente y no pierda textura
– Omega 3: presente en el pescado azul, aguacates y en las nueces. Es un ácido graso esencial que forma parte de nuestras membranas celulares. Previene la aparición de manchas y arrugas, favorece la buena cicatrización para el cuidado de las quemaduras y piel prematuramente envejecida por el sol.
– Agua: No solo es importante para estar hidratada mientras tomas el sol. También reduce el riesgo de la aparición de manchas y descamación de la piel. Asegúrate de beber un par de litros diarios.
Empieza ya a preparar tu PIEL para el SOL
Nos quedan dos meses para la llegada del buen tiempo, así que comenzar ahora con una suplementación para preparar la piel de cara al verano, es la mejor idea que puedes tener si quieres mantener la salud de tu piel activa.
La toma de nutricosméticos ricos en betacaroteno y licopeno (activan la melanina y los antiradicales libres, estimulan la inmunidad y contribuyen a la regeneración celular), onagra (con gran poder antioxidante, ayuda a la regeneración de la piel, a prevenir el envejecimiento y ayuda en el tratamiento de ciertas alteraciones dérmicas), luteína y zeaxantina (actúan como filtro solar para nuestros ojos), selenio, vitamina E y vitamina C (protegen a las células del daño oxidativo).
Pero, siendo honestos, con este recurso no es suficiente. Una dieta equilibrada que sume la ingesta de antioxidantes y alimentos ricos para nuestras células dérmicas, nos ayudará a conseguir nuestro propósito: evitar arrugas, sequedad, manchas y en general, el temido envejecimiento prematuro. Sin olvidarnos de las patologías más graves que nuestra piel puede padecer.
Introduce nuevos hábitos alimenticios: bayas y frutos rojos (con alto contenido en vitamina C), chocolate amargo (por su alto contenido en flavonoides con un alto poder antioxidante), zanahorias (ricas en beta carotenos que ayudan a sintetizar la vitamina A), pescado azul (ricos en omegas 3 y en vitamina E), verduras de hoja verde (con alto contenido en beta carotenos, ácido fólico y vitamina E), aceite de oliva (contienen ácidos grasos esenciales, vitamina E y polifenoles), manzanas (con alto contenido en agua y polifenoles).
Recuerda que la piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo y “tiene memoria”, de ahí la importancia de cuidarla y evitar problemas frecuentes como el melanoma.
Consideramos a cada persona como un ser único y especial, con sus propias necesidades concretas. Por ello, abordamos cada caso bajo una concepción integral de cuerpo, mente y emociones. Por ello os invitamos a visitar nuestra web y redes sociales, y a preguntar en el mostrador por vuestro caso particular.